Por Miguel Serres
Se dividió el equipo entre los prebenjamines de primer año y prebenjamines de segundo año. A los más “jóvenes” nos toco jugar contra el primer equipo de Alcobendas, compuesto por jugadores de segundo año (más mayores), y contra el primer equipo de Soto. Además tuvimos que echar una mano a Getafe y a Toledo para quedarnos con varios jugadores de sus respectivos equipos. En total 7 (4+3), lo que hizo que nuestro equipo pareciese una selección de equipos que se habían quedado colgados. Así que todo empezaba cuesta arriba y con cargas extra.
En el campo se notaba cuando había muchos de estos chicos jugando y cuándo el equipo estaba formado por únicamente jugadores de la escuela. Incluso hubo jugadores que sin haber jugado ningún minuto pidieron no salir a jugar… pero bueno, nos venía bien tener cambios fuera del campo. Aunque con ellos o sin ellos no habríamos ganado de todas formas seguramente ninguno de los dos partidos.
En primer partido salimos relajados, dormidos. No se salió con una actitud competitiva en ningún momento. Eso sí: Sobresaliente a Gonzalo en su primer año. Hizo un primer partido extraordinario. Por eso se ganó ser capitán para el siguiente partido. El resultado es lo de menos ahora, pero digamos que fue “mucho a uno”.
El segundo partido fue contra Alcobendas A. Un equipo más hecho, más duro, pero se jugó mucho mejor. Aquí la actitud fue diferente. Ya estábamos más despiertos y la tensión fue mayor. Como anécdota contaros que antes del partido estuve enseñándoles a tener cara de enfadados para meter miedo al contrario (y para que dejasen de reírse y tomarse a cachondeo todo) y a hacer peleas entre ellos contra mí para que saliesen al campo con más tensión. Mi hijo a mitad del partido se acercó a mí para hacerme el comentario “Papá no me saques ahora que tengo cara de muy mala leche”. Ante estas reflexiones mejor no cambiarle…
Nos ganaron por los despistes de siempre pero en el tú a tú el partido fue más competido de lo que marcó el resultado (también muchos a uno). Aquí destacó el otro Gonzalo. (Perdonar que no recuerde los apellidos). Cuando está concentrado y se pone las pilas es un referente en este equipo. Connor este año está también teniendo un cambio radical. Felicidades también por su juego y por su mejoría.
Y eso es lo que tenemos que conseguir de estos chicos, una mayor concentración y más tensión en los partidos. Pero todo esto empieza en los entrenamientos. Si no lo hacen cuando entrenan es imposible que luego lo reflejen en el campo. Ahora todos a enseñar en el espejo a vuestros hijos a poner cara de pocos amigos (como la que sigue......)
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